El hincha de Talleres siempre fue paladar negro, pero además de eso, ahora en lugar de conformarse con estar en primera o ingresar a la Sudamericana, pretende jugar la Libertadores o ganar un campeonato.
Por Esteban Migliazzo.
“Ganó transpirando la camiseta” “Ganó jugando mal”, “Ganó sin lucir”…. A pesar de conseguir los 3 puntos, son frases que al hincha de Talleres no lo van a dejar del todo satisfecho.
El paladar negro se impone, y en la T hay que ganar, pero jugando bien. Así es el fanático de Talleres: Exigente.
Basta observar quienes son sus ídolos y con eso alcanzará para entender de qué se trata. Romero, Willington, Valencia, Ludueña, Galván, Guiñazú y ahora Valoyes, Garro, Sosa y compañía. Talleres ha sido y es puro fútbol.
La diferencia es que hasta hace un tiempo, el hincha se conformaba con permanecer en primera y ganarle de vez en cuando a algún grande de Buenos Aires.
Hoy, las cosas han cambiado. La impronta de Fassi, intentando emular a la gestión de Nuccetelli, transformó las ambiciones a fuerza de finales, Copa Libertadores y puestos de vanguardia en los campeonatos locales.
Además, el actual plantel demuestra un nivel de competitividad superlativa a la altura de equipos que pelean por cosas importantes. Estas circunstancias han elevado las pretensiones del hincha que pide a gritos un campeonato y jugar la copa.
A Talleres le falta una estrella en su camiseta. El camino es el indicado. Sólo hace falta postergar algunas ventas y no bajar los brazos.