POR LA CAMISETA

Córdoba - ARG

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Con serias fallas defensivas, bajos rendimientos de los defesores centrales, de Guido y Nahuel, el Matador sacó a relucir sus individualidades y le empató dos veces a un mediocre Belgrano que por momentos utilizó como recursos desesperados a Losada tirándose al piso para que el partido se enfriara y a su hinchada lanzando pirotecnia y para quitarle continuidad al juego.

Belgrano no puede con Talleres. Esa es la primera verdad.

Sosa, Benavidez, Portillo y algo de Martinez, los mejores de la T ayer en Alberdi. Por allí pasa la segunda verdad.

¿La tercera? Incomprensiblemente da la sensación que el equipo entrara a jugar los partidos con poca actitud y relajado. Esto ya le ha costado caro en varios partidos del campeonato y es un tema que debe resolverse de manera urgente.

Con el Cacique y Gandolfi, el equipo dejaba hasta la última gota de sudor adentro de la cancha mordiendo en todos los sectores del campo de juego con un grupo al que se lo notaba comprometido y enchufado desde el vestuario hasta el minuto 90’.

Si a esto se le suman los constantes errores defensivos, la falta de una idea clara de juego y los rendimientos de relevos como Depietris que rara vez terminan bien una jugada, todo se complica aún más.

Hoy el Albiazul depende de sus individualidades para remontar los partidos y mantener las esperanzas de una clasificación a la próxima fase, pero la realidad es que con el juego en conjunto que desarrolla, no hay ninguna garantía que ello ocurra. El plantel es numeroso y de jerarquía. Desde afuera, da la sensación de que lo se necesita, es un entrenador de experiencia que tome el timón sin titubeos desde el banco de suplentes.