Para los amantes del fútbol, ver a Talleres es una garantía de espectáculo asegurado, pero para los hinchas, suele convertirse en un sufrimiento
Por Esteban Migliazzo
Por momentos Talleres juega lindo y tiene jugadores por los que vale la pena pagar una entrada. ¿Cuántos años hace que no se ve por estas geografías a un jugador como Ruben Botta? ¿Y Sosa? Sin dudas, su calidad y velocidad, lo pone a la par de cualquier jugador de las mejores ligas europeas.
Todo eso es cierto, pero de repente, la gente se encuentra con un equipo que tiene que recurrir a los remates de larga distancia para convertir puesto que el 9 goleador aún no aparece, y debe lidiar con errores primarios e infantiles en el sector defensivo.
Talleres se convierte los goles solo. Distracciones, desatenciones y a veces falta de actitud a la hora de presionar, pone a este equipo sin trabajo táctico todos los partidos en situaciones desfavorables que luego a través de sus individualidades debe remontar. 12 puntos sobre 24 posibles es muy poco para semejante plantel.
Hay jugadores que no están pasando por su mejor momento y está claro que Ribonetto y su cuerpo técnico todavía no han encontrado el equilibrio que todo equipo con ambiciones debe tener.
Se vienen partidos con rivales que a la T no le gusta enfrentar. Serán pruebas decisivas para el futuro futbolístico de Talleres y de su técnico.