Iban 4 minutos de juego y Losada ya se había tirado 2 veces. Belgrano puso sus líneas defensivas cerca del propio arco y Talleres demostró una vez más que no reemplazó debidamente a los delanteros que se fueron.
Empataron sin goles. Así lo quería Belgrano, un equipo deslucido con pocas ambiciones, pero que conoce sus limitaciones. Del otro lado, estaban Talleres y su gente con otras ideas y objetivos.
La realidad, es que al fútbol se gana metiendo la pelota en el arco y eso a al Matador le cuesta demasiado. Fassi pretende reemplazar a Valoyes y Santos por Vallejo y Depietri, Nahuel, Molina o Barticciotto, pero eso es imposible.
La T sufre el desmantelamiento de su delantentera exitosa. No alcanza con Sosa, que desborda continuamente sin tener a un receptor que empuje el fútbol a la red. Como si esto fuera poco, Garro no logra retomar el nivel del primer semestre, entonces todo se hace más complicado. Una vez más, los destacados fueron Villagra, Catalán, Suárez, Portillo y Guido.
En las tribunas, ganó la gente. En la cancha, Talleres padece una sequía de goles que sólo se solucionará cuando Fassi entienda que muchas veces hay que priorizar lo deportivo por sobre lo económico y traer un jugador experimentado que no tenga tanto poder de reventa, pero que sí tenga poder de gol y beneficie al club con sus logros deportivos.
Por Esteban Migliazzo