Estrategia, orden, paciencia y contundencia. Estos son 4 ítems fundamentales para que un equipo sea exitoso y logre cosas importantes. Hoy por hoy, el Matador carece de esa identidad futbolística que lo puso en la primera plana del fútbol argentino.
Por Esteban Migliazzo.
En todos los órdenes de la vida, saber cual es el rumbo a seguir es fundamental y el fútbol no es la excepción. Cuando Frank Kudelka dirigía a la T, la gente sabía a qué jugaba el equipo. Tenencia y circulación de la pelota buscando los espacios necesarios para conseguir el resultado. Con el Cacique, la idea era presionar de manera asfixiante y lastimar de contragolpe haciéndole saber a los rivales, que para ganarle al Matador, iban a tener que correr y transpirar la camiseta, caso contrario, el equipo de Medina por su intensidad y estado físico, con el correr de los minutos, se adueñaría del partido.
En los primeros tiempos de Gandolfi, se apostó a un sistema parecido, pero las ventas y otras cuestiones de vestuario, provocaron que que equipo se fuera desdibujando dejando a Talleres fuera de todas las competencias de manera prematura.
Hoy, aunque esto recién comienza, cabe preguntarse: ¿A qué juega Talleres?
Talleres juega a llevarse por delante al rival. El equipo no tiene pizarrón, ni pausa y mucho menos contundencia. Es frágil en defensa y da la sensación que podría jugar horas sin lograr convertir. A esta situación, hay que sumarle la total y absoluta inexperiencia del técnico quien jamás dirigió en primera. Si llega un delantero goleador, el plantel estará prácticamente completo.
Ahí sí, las responsabilidades y las miradas recaerán directamente sobre Walter Ribonetto y sobre la decisión de Fassi por haberlo elegido. La experiencia y la autoridad, no se compran en el kiosco de la esquina.
