POR LA CAMISETA

Córdoba - ARG

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Talleres volvió a jugar una final nacional después de 43 años pero los penales le aguaron la fiesta.

Una vez más, el fútbol cordobés quedó a un paso de la gloria. La caravana a Santiago del Estero convocó a miles de simpatizantes albiazules, que se movieron como hormigas durante toda la semana. La emoción de estar disputando nuevamente una final se reflejó en las lagrimas y relatos de todas las almas que estuvieron presentes en el estadio Madre de Ciudades. Como a lo largo de toda la historia, el cordobés acompañó, pero se quedó con el sabor amargo de una nueva derrota en una instancia final.

En el aspecto estrictamente futbolístico, Talleres quedó en deuda. No realizó un buen partido y estuvo lejos de desplegar el nivel que había mostrado a principios de la temporada. En el comienzo del partid tomó el protagonismo del partido frente a un rival limitado que careció de funcionamiento. Las más claras estuvieron del lado matador, primero con un remate de Rafael Pérez, que salvó Carlos Izquierdoz, y minutos más tarde con un derechazo de Diego Valoyes que el propio arquero Agustín Rossi convirtió en peligro de gol tras dar un rebote.

En el complemento, el trámite se tornó aún más peleado que en el primer acto, lleno de imprecisiones, faltas y nerviosismo. El primero en caer victima de este reñido encuentro fue Boca, que se quedó con uno menos por la expulsión de Juan Ramírez a los 20 minutos. Con este escenario, se abrió un panorama esperanzador para la T, sin embargo, al igual que sucedió frente a River por el torneo, no pudo aprovechar la superioridad numérica.

Talleres jugó 11 contra 10, de la misma manera en que lo hizo estando en condiciones de paridad: sin arriesgar demasiado y con un notorio temor a no cometer ningún error. Lentamente, el partido se fue dirigiendo a un viejo aliado de Boca: los penales.

Antes del arranque de la definición desde los doce pasos, se observó a Rossi con más presencia y entereza que Guido Herrera, acaso anticipando lo que iba a terminar ocurriendo.

Al igual que contra River y Patronato, el arquero xeneize fue héroe y figura, atajándole a Héctor Fértoli el único remate en toda la tanda que no terminó en el fondo de la red.

Finalmente, la moneda en esta instancia volvió a caer del lado de Boca, que festejó ante los ojos desconsolados de hinchas y jugadores de Talleres, que se quedaron en las puertas de la gloria nuevamente.

Esta derrota no debe opacar el gran año que tuvo el conjunto de Alexander Medina, donde fue subcampeón de Liga Profesional y Copa Argentina, se clasificó a la fase de grupos de la Libertadores 2022, quedó a un punto de jugar la final de la Copa Maradona y llegó hasta cuartos de final en la Copa de la Liga. Pese a todos estos pergaminos, en el fondo de cada corazón azul y blanco quedará la espina de no haber podido estar a la altura de este partido definitorio, frente a un rival que dejó mucho que desear futbolísticamente. Toca barajar y dar de nuevo, pero por el momento, Córdoba sigue mirando desde afuera.