POR LA CAMISETA

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Talleres arrancó con el pie derecho en el certamen continental y derrotó 1 a 0 a Universidad Católica en el Mario Alberto Kempes.

El debut en la Copa Libertadores fue una verdadera fiesta. Más de 40.000 almas vibraron al ritmo de un Talleres frenético, que volvió a parecerse al de antes y derrotó con justicia a Universidad Católica.

Lo mejor del conjunto de Pedro Caixinha se vio en la primera parte. El Matador juntó sus líneas y ahogó a su rival en la mitad de la cancha, recuperando pelotas en ese sector y luego lastimando con Matías Esquivel y Héctor Fértoli, los más claros de la T. Otra de las claves, que posteriormente reconoció Federico Girotti en conferencia de prensa, fue forzar a los centrales chilenos a tener que jugar constantemente al pelotazo, permitiendo que Talleres le quite la posesión al rival rápidamente.

El gol de la T llegó tras una combinación notable de las mencionadas figuras, Esquivel y Fértoli. Tras abrir el marcador, el cuadro cordobés podría haberse ido al vestuario ganando por un gol más de diferencia, pero el arquero Sebastián Pérez respondió cada vez que lo exigieron.

En el segundo tiempo el tramite cambió radicalmente. Talleres optó por una postura más conservadora y una prueba de ello fueron los tempranos cambios que realizó Caixinha: Cristian Oliva por Fértoli, sumando un cinco más de contención, y Godoy por Esquivel. Lógicamente, los Cruzados se adelantaron varios metros pero eso no incomodó a la T. El cerrojo defensivo dio efecto y el partido se hizo demasiado cortado. El entrenador asumió un riesgo al sacar a sus dos futbolistas más importantes en la creación pero logró su cometido de «dormir» el trámite del encuentro.

Parrafo aparte para Girotti, quién pese a no convertir, redondeó en palabras suyas, «su mejor actuación con la camiseta de Talleres», ofreciendo sacrificio y apoyo a sus compañeros, y además, mostrándose como una amenaza constante en ataque.

Una vieja frase futbolera reza que «en el debut, hay que ganar siempre» y Talleres lo hizo. Jugando un gran primer tiempo y luego aguantando el resultado con inteligencia. El sueño copero arrancó con el pie derecho y ahora toca pensar en Brasil.