Pasado el fervor por la Copa Libertadores, Talleres tiene un presente dubitativo y con resultados negativos.
Por Esteban Migliazzo
No sería una novedad afirmar a esta altura que Caixinha no le encuentra la vuelta al equipo.
Pasados 5 meses desde su llegada, el equipo carece de un estilo de juego definido y los cambios que el entrenador ensaya, lejos de darle resultados, complican aún más el panorama dentro del campo de juego y en la tabla de posiciones.
En los últimos 30 días, la T parecía “Deportivo Valoyes”. Todas las pelotas tenían el único objetivo de encontrar al colombiano para generar peligro, pero en el encuentro frente a Patronato, Don Pedro lo mandó al banco de suplentes.
El tanden Mendez/ Villagra, que tanto costó reemplazar, fue tomando forma con el rosarino y Oliva, pero para sorpresa de todos el luso reemplazó a ambos.
No es una novedad de que Pizzini, Franco y Ortegoza no rinden a pesar de todas las oportunidades que les han dado, pero están presentes en todos los encuentros.
A todo esto, la pregunta del millón que nadie responde: ¿Qué será de la vida de Favio Alvarez? ¿Tan bajo es su nivel que ni siquiera lo pone 5 minutos en cancha? ¿Buffarini no es más sólido en la marca que Benavidez?
Muchas dudas, pocas certezas. Talleres está confundido y más temprano que tarde, necesita cambios.