POR LA CAMISETA

Córdoba - ARG

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Peor no podía resultar. Las decisiones de Andrés Fassi fuera de la cancha y de Walter Ribonetto dentro del campo de juego, sentenciaron la suerte de Talleres.

Por Esteban Migliazzo.

Todos visualizaron la situación, pero nadie creyó que Fassi no fuera a hacer nada para resolverlo.
La salida millonaria de Ramón Sosa, sumado a la falta de incorporaciones de jugadores con jerarquía, sentenciaron la suerte del Matador. Si a esto se le suma la sinfonía de desaciertos de Ribonetto, el resultado era más que previsible.

La performance del DT

Desde la primera fecha, ha costado descifrar a qué iba a jugar la T. Salvo el partido de ida frente a San Pablo, en el resto de los encuentros, el equipo salió a jugar al compás de las estrategias que le proponían sus rivales. En Talleres hace mucho que no se ve una jugada preparada o alguna variante táctica innovadora y los resultados positivos llegaban como consecuencia alguna individualidad generadas mayormente por Sosa o Botta.

Si a esto se le suman los desaciertos del entrenador a la hora de elegir a los jugadores y que de los últimos 8 partidos, el Matador sólo ganó 1, la situación, queda más que evidenciada.

¿Terragona desde el inicio? ¿Girotti en penitencia por hablar? ¿Sin Esquivel o Botta de entrada para que al menos hubiera alguna chance de aproximarse al arco rival en el primer tiempo? ¿Ponerlo a Botta con la serie 0/3 abajo? ¿Insistir con una especie de triples 5 cuando jamás dieron resultado? ¿Tener marginado a Juan Carlos Portillo durante la primera mitad del año? Son muchos los errores del cuerpo técnico debutante para una primera división.

¿Y el Presidente, dónde está?

Pasa lo de siempre. Lo venimos diciendo desde hace años y es muy sencillo: Fassi vive del fútbol. El fútbol es su empresa y su sustento de vida. No va a arriesgar ni un centavo de su emprendimiento por Talleres.