La gente de Talleres debe comprender que su buen comportamiento es indispensable para un desenlace exitoso.
Por Esteban Migliazzo
A todos los hinchas de fútbol, sin distinción de camisetas, les quedó un sinsabor en la boca. Observar como de manera impune veinte matones patoteaban a quienes se les cruzaran en el camino, no fue agradable.
Ni hablar de la actitud de la dirigencia de Velez Sardfield que fue la principal responsable al liberar la zona para que los portones y puertas se abrieran como por arte de magia y los “bravos” que, como buenos cobardes que son, portaban armas blancas y elementos contundentes, golpearan a diestra y siniestra.
Todas esas cosas, causan impotencia y san bronca, pero como decía un viejo dirigente, “Esto no es para calientes”. La gente debe comprender que una conducta fuera de la ley, podría dejar a Talleres fuera de la Copa y, lo que es más importante, manchar su buen nombre en el fútbol de América.
Gritar, cantar, reprobar, alentar, apoyar. Esa es la manera de ayudar a Talleres y al deporte de Córdoba.
La violencia es para unos pocos vivos que con la excusa de los colores, hacen sus negocios turbiosa espaldas del espectáculo.
A esos, hay que echarlos del fútbol. La cancha va a estar llena. La pasión se hará sentir. ¡Qué sea una fiesta!