Por juego y algo de buena fortuna, Talleres está a las puertas de ingresar en una nueva edición de la Copa Libertadores y además conseguir el primer campeonato de primera para Córdoba.
Por Esteban Migliazzo
El año de Talleres ha sido una auténtica montaña rusa. Alternó momentos buenos y otros decididamente malos. Recién en el último trimestre con la llegada por segunda vez de Gandolfi como director técnico interino, el equipo fue encontrando un funcionamiento regular y algunos resultados que ahora le permiten aspirar impensadamente al premio mayor. El Matador debe ganarle a Banfield y a Patronato o esperar que Boca derrote al equipo entrerriano para festejar a lo grande.
Buenas noticias
Matías Esquivel, Michael Santos y Romero podrán ser tenidos en cuenta por Gandolfi para estar en la semifinal. Y si a esto se le suman las gratas apariciones de los juveniles Alves y Espejo, las opciones para poner en cancha una formación ganadora, se multiplican.
¿Buffarini o Benavidez?
¿Ortegoza, Franco u Oliva?
¿Garro o Esquivel?
¿Michael Santos o Giacone?
¿Alvez, Espejo o Godoy?
Talleres tiene con qué ilusionarse. Es cuestión de dejarlo todo en la cancha.
