Fruto de su juego y el manejo de Andrés Fassi, Talleres ha logrado instalarse una vez más, entre los equipos más importantes de la Argentina y Sudamérica. Pero para que el proceso tenga un final feliz, necesitará sustentarse con decisiones que prioricen lo deportivo durante el segundo semestre del año.
Por Esteban Migliazzo
Una vez más, Talleres es protagonista y el mundo futbolístico se detiene para observar la ruta de un equipo que se mantiene de pie en 3 frentes a la vez. Más apoyado en sus figuras e individualidades que en su juego de equipo, el Matador se ha convertido en un hueso duro de roer para cualquiera que lo enfrente.
Frente a Atlético Tucumán, el equipo fue superado hasta que apareció Ramón Sosa con su jerarquía y a partir de allí, se empezó a torcer el rumbo del encuentro.
LA BASE ESTÁ
Si bien quedó afuera prematuramente de la Copa de la Liga debido a algunas decisiones desacertadas, durante el primer semestre, Talleres ha logrado victorias importantes sostenido principalmente en 3 figuras fundamentales: Guido Herrera, Rubén Botta y Ramón Sosa. Junto a ellos, Benavidez, Suárez, Marcos y Juan Carlos Portillo, Ulises Ortegoza y Federico Girotti dijeron “presente” y permitieron que el equipo se fuera afianzando.
Pero, en cada nuevo mercado de pases, en Talleres se presenta la misma incertidumbre: ¿Qué hará el Presidente Fassi? ¿A cuántos jugadores venderá? ¿Los reemplazará con refuerzos o con promesas?
No se sabe. Lo cierto, es que Talleres por ahora viene pintando lindo. Resta saber si a Picasso lo reemplazarán con Miguel Angel o con algún entusiasta albañil.