Talleres volvió a tener una noche pálida y cayó 3 a 1 ante Banfield en el Florencio Solá.
El exigente calendario de los equipos que juegan más de una competencia volvió a pasarle factura a la T. Pedro Caixinha alineó una formación con mayoría de suplentes, y al igual que había ocurrido frente a Defensa y Justicia y Argentinos Juniors, el Matador perdió feo y demostró que Andrés Fassi se equivocó al no armar un plantel con mayor jerarquía.
Ya no es solamente una cuestión de que el plantel es corto, sino de que le falta categoría en todas sus líneas, lo que provoca desaciertos y errores por parte del DT a la hora de elegir los once titulares.
Los futbolistas que vienen demostrando buenas aptitudes como Héctor Fértoli o Matías Esquivel son reemplazados inexplicablemente cuando Talleres más los necesita, o peor aún, no juegan desde el arranque. Estas decisiones del entrenador portugués desencadenan en un equipo con falta de identidad que muchas veces no sabe a que juega.
Para colmo de males, comportamientos como el de Gastón Benavídez, o el que tuvo Enzo Díaz hace algunas semanas, no hacen más que destruir cualquier plan de partido que tenga el entrenador.
Si el Matador no cuenta con futbolistas de jerarquía producto del austero mercado de pases que realizó Fassi, Caixinha deberá darse cuenta de que planteos más conservadores como el que realizó ante River o durante el segundo tiempo frente a Universidad Católica, son las opciones más viables para que Talleres pueda competir. Jugando con las líneas más atrasadas y apostando a contragolpes rápidos para golpear al rival.
Lo cierto es que la T sigue penando en la Copa de la Liga y el único crédito que tiene en la actualidad es la Copa Libertadores, donde debe derrotar a Sporting Cristal, este martes, para que el sueño internacional no se empiece a truncar tan abruptamente.