Talleres se le plantó a Instituto en Alta Córdoba, dominó prácticamente todo el encuentro y lo derrotó 3 a 0 con claridad.
Por Esteban Migliazzo.
Cuando la T le contestó con un contragolpe al primer intento de la Gloria apenas había arrancado el partido, el territorio quedó marcado. En esa simple acción, el Albiazul le demostró a su rival, que no iba a ser uno más de los 28 equipos que el local había dejado en el camino durante su racha invicta.La confirmación de sus intenciones, no tardó en llegar: A los 8’, corner para la T, centro de Garro, cabezazo de Catalán y a cobrar. A partir de ese momento, salvo los primeros 15 minutos de la etapa complementaria, en la que Guido Herrera demostró que hoy por hoy es uno de los mejores arqueros del País, todo estuvo bajo el control de los dirigidos por Gandolfi.
La tenencia del balón, las pelotas divididas y el medio de la cancha fueron propiedad del Matador y promediando el segundo tiempo, Garro y Sosa se encargaron de que el petit clásico fuera definitivamente con goleada para Talleres.
Siendo objetivos, a nadie debiera sorprender que el resultado final fuera abultado. El Albiazul tiene muchos más jerarquía y argumentos futbolísticos. Instituto, tiene un DT trabajador que le da orden a un plantel con muchos jugadores provenientes de la B Nacional.
Garro, Catalán y Guido Herrera fueron los destacados de la tarde sin olvidar las siempre buenas y rendidoras actuaciones de Villagra y Franco. Con sus ingresos, Valoyes y Romero se encargaron de complicar aún más a la ya por ese entonces, desdibujada defensa de Instituto. Fueron 3, pudieron ser 4.
En síntesis: Talleres lo atendió a domicilio y mirá para arriba.
